Entre las ventajas que proporcionan los servicios de la sociedad de la información destaca el fácil acceso a múltiples productos de consumo; pero la adquisición en este medio puede generar ciertos riesgos para el consumidor si el proveedor ofrece productos fraudulentos o sin las debidas garantías.  En el caso de los medicamentos los riesgos pueden ser importantes y causar daños irreparables.

La comercialización de medicamentos se encuentra regulada y sometida a un régimen de intervención por las autoridades sanitarias que afecta a su ciclo de vida, desde la fabricación hasta la dispensación; por ello, conviene conocer los posibles riesgos generados por la adquisición de medicamentos en puntos no autorizados.

Riesgos en la compra de medicamentos en puntos no autorizados

1. Destacamos la venta de medicamentos falsos,  retirados del mercado  o ilegales (no autorizados en el país donde van ser utilizados), carentes de etiquetado o en idioma no comprensible, que  contengan sustancias tóxicas, ilegales, de baja potencia o inactivas, contaminantes o  productos no declarados, puesta en riesgo de los  datos financieros o suplantación de  identidad del adquiriente.

2. Tampoco existe seguridad en el ciclo de vida del producto (fabricación, almacenamiento, transporte y dispensación). La mala calidad de algunos productos incrementa los riesgos del autodiagnóstico y puede generar pérdida de confianza del consumidor en los productos farmacéuticos, en el medicamento utilizado o en los responsables de la dispensación.

3. Pérdida de confianza del consumidor en los productos farmacéuticos. No sólo el consumidor se ve afectado,  también lo estarán los dispensadores autorizados (pérdida de confianza del consumidor),  los  titulares del medicamento (detrimento de la marca y su prestigio,  o prácticas  contra la competencia)  y  los sistemas nacionales de salud (incremento de  gastos provocados por daños  en  los consumidores).

A pesar de todo, existen razones que impulsan la adquisición de medicamentos a distancia: Comodidad para el usuario, anonimato y fácil disponibilidad de ciertos medicamentos (vigorizantes sexuales, productos adelgazantes…), obtención de medicamentos con acceso restringido (antibióticos, productos con receta médica, hormonas…) o no comercializados en el país, economía y banalización de las adquisiciones en línea, al perder conciencia de los riesgos que conllevan.

La compra en páginas ilegales tiene lugar en cualquier país del mundo, aunque muestra diferencias ligadas al grado de desarrollo. Para la FDA (Food and Drug Administration-USA) los medicamentos adquiridos con mayor frecuencia se relacionan con antidepresivos, terapias hormonales, disfunción eréctil, insomnio e hipercolesteremia. En los países menos desarrollados, con una protección socio sanitaria insuficiente, la adquisición se desplaza hacia antibióticos, antirretrovirales y antimaláricos.

Los productos potencialmente dañinos, disponibles en páginas web ilegales, se han clasificado en: medicamentos falsificados, productos de baja calidad y medicamentos ilegales.

Los primeros presentan la apariencia de medicamentos ya comercializados, los segundos incumplen los estándares establecidos para la comercialización (lotes retirados, medicamentos caducados o mal conservados) e incorporan activos de baja potencia y/o productos de degradación.  Los medicamentos ilegales incluyen productos que carecen de la correspondiente autorización de comercialización de medicamentos, aquí destacamos los medicamentos autorizados en otros países pero no en el de consumo; en este caso, pueden existir procedimientos, en cada país, que regulan su utilización en supuestos específicos.

Interesa hacer notar los siguientes mecanismos de defensa frente a la venta ilegal de medicamentos en la red:

  • Regulación de la venta on line. Esta venta de medicamentos está prohibida en algunos países, otros la restringen (en el caso de España sólo se admiten los no sometidos a prescripción) y otros la admiten (USA). Los sitios web seguros para adquisición de medicamentos deberán permitir su identificación y comprobación del consumidor.
  • Campañas de información y formación del consumidor (se han mostrado como una de las medidas más eficaces), denuncias contra web ilegales ante autoridades nacionales u organizaciones de consumidores y aplicación de directrices protectoras del derecho de consumo
  • Penalización de conductas relacionadas con la venta, almacenamiento, fabricación y publicidad de medicamentos falsificados, ilegales o de baja calidad, incautación de productos
  • Ejercicio de acciones de cesación de la actividad o publicidad contenida en páginas web, advertencias a páginas ilegales; la facilidad de apertura y cierre de páginas web resta efectividad a estos mecanismos.
  • Actuaciones nacionales e internacionales coordinadas (autoridades regulatorias y jurisdiccionales, cuerpos y fuerzas de seguridad,…) dada la globalización y ausencia de fronteras en estos asuntos.
  • Calificación de la venta de medicamentos, a través de páginas no autorizadas, como actos de Competencia desleal o atentado contra la marca afectada y su prestigio.

Nos encontramos ante un grave problema que puede afectar a la salud de los usuarios de estos servicios y a otros agentes del mercado del medicamento. Se han expuesto las principales líneas directrices y una serie de herramientas jurídicas que intentan paliar los nocivos efectos de esta práctica; no obstante, la eficacia de cada una de ellas deberá ser valorada según las características del afectado y el entorno donde se produzca.

Antonio Juberías Sánchez

 

Antonio Juberías Sánchez es Doctor en Farmacia por la Universidad de Burgos

 

 

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